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viernes, 13 de enero de 2012

PEATONES TECNOLOGICOS

En Nueva York están a punto de no dejar cruzar la calle mientras hablas por el móvi, el riesgo de tener un accidente aumenta en un 40 %.
La Seguridad Vial en el espacio urbano cobra cada dia mas importancia,de acuerdo con ello, según el Barómetro de Opinión para la Seguridad Vial en su informe 2009, el 85,2% de los españoles manifiesta estar muy preocupado o bastante preocupado por el tema. Una preocupación que se sitúa por detrás del paro,la inseguridad ciudadana y el terrorismo.
En relación con tales accidentes, cuando pensamos en víctimas graves y, sobre todo mortales, el común de los ciudadanos lo hacemos con la imagen de los terribles accidentes que, desgraciadamente, se producen en el día a día de las carreteras españolas y, de manera singular, los fines de semana y determinadas fechas del año. Ello por más que, tal y como conocemos todos los aquí presentes, en los últimos años se está registrando una importante disminución.
Pues bien, siendo cierto que la mayoría de víctimas mortales se produce en carretera, también lo es que un número importante de estos fallecimientos se registra en las zonas urbanas. Así, de acuerdo al Anuario Estadístico de 2009, de la DGT, de un total de 2.814 muertes producidas en accidentes de tráfico, 2.130 tuvieron lugar en la carretera y 684 en las zonas urbanas.
Si hablamos de víctimas de accidentes de tráfico, el número total de víctimas en nuestro país, en 2009, fue de 127.680. De ellas, resultaron accidentados en carretera 65.058 y 62.622 en zona urbana. En fin, centrándonos más en el objeto de esta jornada, en lo que se refiere a los peatones, de un total de 10.889 víctimas, 9.640 se accidentaron en zonas urbanas, y el resto en carreteras y travesías. Con motivo de estos accidentes se ocasionaron 470 muertes, de las que 269 tuvieron lugar en las mencionadas zonas urbanas.

Consultar la del 2010
Estos datos, por sí sólo reclaman el que la Seguridad Vial en el espacio urbano sea objeto de atención relevante de los poderes públicos y, desde luego, de una sociedad que, en su quehacer cotidiano, no acaba de tener presente los riesgos que conllevan los desplazamientos peatonales en nuestros pueblos y ciudades.
En este sentido, es necesario recordar que, en estos accidentes, juega un importante papel la imprudencia del peatón al no utilizar los pasos semafóricos y de cebra, al cruzar de manera antirreglamentaria la calzada, al estar situado o marchar indebidamente por el arcén, al subir o bajar sin atención del vehículo, etc. No se puede obviar que, además de estos comportamientos antirreglamentarios, esos accidentes de tráfico se producen, también, por un exceso de confianza en los previsibles comportamientos de los conductores.
Por otro lado, somos conocedores de los riesgos que conllevan nuevos modelos de transitar y pasear por la ciudad como, por ejemplo, el de esa nueva tipología de habitante de la ciudad al que se ha denominado “peatón tecnológico” que vemos en nuestras calles disfrutando y abstraído (lo que puede resultar muy grave) con su radio, MP3, teléfono móvil, etc. lo que hace que aumente aproximadamente un 40% el riesgo de tener un accidente en el viario público.

En Nueva York están a punto de no dejar cruzar la calle mientras hablas por el móvil. O mientras escuchas algo en el ipod, o mientras miras la tele, o lo que sea. No quieren que los peatones se distraigan cuando tienen que cruzar la calle, que los atropellos van que vuelan y se han cansado ya de marcar en las estadísticas esa casilla que dice “otro peatón que no miró a su alrededor”.
Y como este tipo de cuestiones las regulan por ordenanzas municipales, en la ciudad que nunca duerme ya prevén para los infractores citaciones judiciales y sanciones de 100 dólares con que sufragar campañas de concienciación sobre el problema de las distracciones de los peatones.
Hasta aquí, la noticia, y a partir de aquí, el debate. Una cosa es que el peatón sea el eslabón más débil de la cadena del tráfico, y otra muy diferente es que al peatón se le vaya la olla por completo y cruce sin mirar ni preocuparse de si viene un coche, como diciendo: “ya se apartarán”.
Antes que conductores, todos somos peatones, y sabido es que la zona de incertidumbre que rodea al peatón, ese área en la que no sabemos por dónde se le ocurrirá moverse, es completamente circular alrededor del viandante, y hasta esférica para aquellos que van dando saltos mientras caminan por la calle como si el mundo entero fuese un txikipark, que también los hay.
En consecuencia, el conductor debe prever esa aleatoriedad de los movimientos del peatón, moderar la velocidad hasta la detención si es necesario y estar muy atento a lo que hace el peatón. A modo de pauta, yo siempre explico a mis alumnos que deben buscar al peatón, y no esperar a que les salte sobre el capó del coche. Si como conductores buscamos al peatón con la mirada, casi ninguno de los movimientos que realice nos pillará por sorpresa.
Sin embargo, también es obligación del peatón estar al tanto de lo que sucede a su alrededor, y no cruzar por lugares indebidos o peligrosos, y mucho menos sin prestar atención al tráfico. Encerrarse en una burbuja cuando uno va por la calle, y llevar puestos unos cascos o ir pendiente de la pantalla del móvil o de la conversación que mantenemos equivale a eso mismo, es un error que puede pagar caro el peatón… y de rebote el conductor.

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